No se describir como me siento. Son muchas emociones y pensamientos enquistados que hoy han querido explotar, por esa puta manía de quedármelo casi todo para mi. Así, que aquí estoy, con mi voz muda, odiando todo lo que forma mi mundo; familia, amigos, Barcelona.. en definitiva vida. Odio mi vida.
Es un vació interminable. Solo mi mejor amigo se salva de estar en mi lista negra.
Me he convertido en esa taza de café solitaria, abandonada en el fregadero, la hoja de un libro arrancada que vuela por las calles de Madrid, una carta sin destino, el buzón desierto, un reloj que no funciona, esa botella de vodka en el que guardo mi corazón. Un futuro incierto.
Tengo dentro toda la soledad de los aeropuertos,me siento más sola estando en "casa" que siendo una extraña cuando me marche hace 1 año a Madrid. Por no hablar de como extraño las luces de la gran via cuando anochece, y esas noches en que mis demonios y yo hacíamos largas treguas.
Tengo dentro toda la soledad de los aeropuertos,me siento más sola estando en "casa" que siendo una extraña cuando me marche hace 1 año a Madrid. Por no hablar de como extraño las luces de la gran via cuando anochece, y esas noches en que mis demonios y yo hacíamos largas treguas.
No se si han sido mis lagrimas, o quizá el querer llenar de palabras este vacío infinito, el que me ha llevado a escribir.
Al fin y al cabo, es una forma de anestesiar a mis demonios. Creo que hasta ellos se encuentran solos en el infierno. Y es que una vez destapada mi armadura, solo encuentras fragilidad. Puro cristal, que con facilidad se rompe y corta. Y seguro que muchos al leer esto seguirán sin entenderme. Creo que todos los que forman "mi gente" nunca me han entendido, en su defensa diré que no es fácil. La verdad, es que ya no me preocupa.
No busco que nadie lame mis heridas, pero a veces necesitamos abrazos que nos calmen. Cuando era pequeña me refugiaba en unos brazos y melena rubia que me daban fuerzas y me decían: eres la mejor. Yo siempre creí lo que decía mi madre.
Cada noche me sentía una heroína, y me imaginaba sobrevolando los tejados. Ahora, casi dos décadas después, "eres la mejor" ya no me consuela. No entiendo nada. El día menos pensando, meto en una maleta un par de pantalones y jerséis y me largo, junto con mi soledad. Cojo uno de esos trenes sin destino con camas alineadas. Y escapo mientras miro como todas las luces se quedan atrás.
Como todo se hace pequeño, y yo por fin me hago grande, poco a poco. Con los auriculares puestos fantaseando con que quizás alguien me eche de menos.
2 comentarios:
Genial tu blog Miss Jones, te sigo desde hace tiempo :)
Un beso desde Barcelona.
belongtotheworld.weebly.com
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